XXI Edición
Curso 2024 - 2025
Soy del arte
Marta Luengos, 16 años
Colegio Ayalde (Vizcaya)
«¿De qué sois?», nos preguntaron en uno de los talleres de las Jornadas de Excelencia Literaria. Una vez entendí la intención de la pregunta, me quedé en silencio, pensando.
–Yo soy de las películas –contestó un alumno.
–Yo soy de mis dibujos –dijo otra.
Casi sin pensarlo, me encontré con la mano levantada.
–Yo soy del arte –afirmé–. Del arte en todas sus formas. No recuerdo un momento de mi vida en el que no haya creado o consumido arte.
Mi respuesta me sorprendió a mí misma. Además, reconozco que me ha dado mucho en qué pensar. Mejor dicho, me ha obligado a formularme un montón de preguntas: ¿Por qué llevo toda mi vida rodeada de arte? ¿Qué poder tiene el arte para que no deje de crearlo y consumirlo?
Bailo desde pequeña, y eso me ha ido llevando a descubrir nuevas canciones y artistas. Cinco años atrás me apunté a clases de piano, y aunque las dejé, hace algo más de un año me regalaron un ukelele y aprendí a tocarlo por mi cuenta. Además, desde que aprendí a leer mis padres se encargan de que siempre tenga buenos libros a mano, para que pueda disfrutar de la mejor lectura. En consecuencia, me animé a escribir cuentos para mi hermana pequeña y desde entonces, poco a poco, mis textos han ido madurando.
Al día siguiente, en las mismas Jornadas, participamos en otra sesión. Esta versaba sobre la Inteligencia Artificial y la literatura. Fue durante la ponencia del profesor Navascués cuando comprendí lo que tiene de especial el arte: el arte es la expresión de los sentimientos y de las emociones, es decir, de aquellas experiencias que son genuínamente humanas. Ninguna máquina, ninguna tecnología será capaz de crear arte verdadero, porque estas no pueden sentir. Pueden imitar, quizás, y pueden aprender estructuras, estilos, patrones… pero no tienen capacidad para experimentar e interpretar el miedo, el amor, la tristeza o la esperanza. Y sin emociones, no hay arte, porque el arte nace del alma, de la que es su idioma. El arte es la herramienta que conecta a unos seres humanos con otros a través del espacio y del tiempo, aunque no hayan vivido las mismas experiencias personales e históricas.
Durante aquellos minutos entendí por qué siempre estoy rodeada de arte: es a través de él como soy capaz de entender el mundo, de procesar lo que siento y de conectar con los demás. El arte no es una afición ni un entretenimiento para mí; es una necesidad vital, mi manera de ser. Por eso, cuando preguntaron «¿De qué sois?», lancé la única respuesta posible: «Soy del arte porque vivo por y para él».