XXI Edición
Curso 2024 - 2025
¿En qué pienso cuando
pienso en nada?
Rosario Molina, 14 años
Colegio Altozano (Alicante)
Es la pregunta que formuló el profesor Gandalf a Leo durante una clase de religión, según cuenta el libro que estamos leyendo en clase: “Blanca como la nieve, roja como la sangre”, de Alessandro D’Avenia. Enseguida, nuestra profesora de Lengua Castellana y Literatura nos invita a reflexionar acerca de esta cuestión, así que aprovecho estos momentos para cerrar los ojos y sumergirme en mis reflexiones…
Me doy cuenta de que nunca he pasado un momento de mi vida en el que no pensara en algo. Cierto; mi mente salta constantemente de un pensamiento a otro. Y cuando pienso en nada, estoy pensando en algo. Es decir, hago el esfuerzo en no pensar sin darme cuenta de que estoy dando vueltas a qué haré mañana o cuál será mi atuendo para el próximo evento al que voy a acudir. Pero, no me rindo, así que de nuevo voy a hacer el esfuerzo de pensar en nada. Veamos… (cierro los ojos con fuerza) ¡No lo consigo! ¡Soy incapaz! Quiero pensar en nada y no puedo, y me gustaría saber por qué. Seguramente se debe a la propia naturaleza humana.
Por ejemplo, ahora que lo he intentado, enseguida me ha venido una canción a la cabeza. Como conclusión: no sé pensar en nada porque sería pensar en el vacío, en algo que ni siquiera existe y no se le puede poner nombre. Me imagino a mí misma en una habitación blanca, sola, sin nada alrededor… pero enseguida me asalta la duda de qué pasaría si el mundo fuese blanco. Es decir, qué me ocurriría de vivir en un mundo blanco, sola, sin nada más que el color blanco tiñéndolo todo. Si la vida fuera así, no sé cómo actuaría. Sin familia, sin amigos, sin comunicación… solo el blanco, porque el color blanco representa la nada, al menos para mí. Por tanto, si el mundo fuera blanco no habría vida.
Casi lo consigo, hasta que en un momento inesperado aparece una melodía en el vacío, una canción cuya letra no entiendo bien del todo. Habla del blanco, de la soledad que nos ahoga cuando se piensa en el blanco, cuando se piensa en la nada, cosa en la que no se puede pensar. Y entre esa bruma y esa melodía me siento ahora, sola, en un mundo que no reconozco porque es completamente diferente al mío.
Vuelvo a la realidad; abro los ojos y me encuentro a mis compañeras de clase, que me observan con cara extrañada. Mi profesora sonríe y yo no comprendo la situación. Me preguntan si estoy bien. Afirmo con la cabeza, pero me siguen mirando como si fuera un extraño. La culpa es mía, por haber intentado reflexionar sobre la pregunta del profesor Gandalf.
Suena el timbre; es la hora de volver a casa.
Al caer la tarde me tumbo en la cama y vuelvo a pensar en el mundo blanco y en la melodía que lo acompaña. Intento pensar en nada, pero mientras pienso en nada estoy pensando en que quiero pensar en nada. Y así doy por concluido este asunto, convencida de que no es posible pensar en nada.