XX Edición
Curso 2023 - 2024
El anciano de la orilla
Micaela Guevara, 15 años
Colegio Santa Margarita (Lima, Perú)
Raysa caminaba por la orilla, acariciada por la brisa del mar y perdida en sus recuerdos. A cada paso, los pies se le hundían en la húmeda arena. Divisó en el borde del agua a un hombre mayor que contemplaba el horizonte con gesto sereno. Raysa tuvo la sensación de que aquel nombre estaba presente en alguno de sus recuerdos. Se acercó y, con una sonrisa, se detuvo a su lado.
El hombre la miró con una mezcla de amabilidad y confusión. Entonces Raysa reconoció a su abuelo, que había fallecido años atrás. Una mezcla de emociones la envolvió: miedo por ver a un muerto, felicidad por volver a encontrarse con él,. Y también tristeza, al darse cuenta de que él no la reconocía.
La chica empezó a hablarle. Poco a poco compartieron anécdotas familiares, historias de veranos pasados y trenzaron algunas risas. Pero, a pesar de los esfuerzos de Raysa, el anciano no conseguía recordarla. Sin embargo, la presencia de la muchacha parecía calmarlo, como si hubiera una conexión que trascendiera la barrera de la memoria.
El sol comenzó a descender. El hombre, como si siguiera un llamado interno, se dirigió lentamente hacia el mar. Se adentró en las aguas, como si el océano lo llamara de vuelta a un lugar misterioso, en donde vivía en paz.
Raysa, entre lágrimas silenciosas, se despidió de él. Aquel encuentro, aunque breve, le había regalado la oportunidad de recuperar la presencia de su abuelo.