XXII Edición
Curso 2025 - 2026
Mi lugar favorito
María López Martínez, 17 años
Colegio IALE (Valencia)
Cuando se acerca el verano, crecen mis ganas de desconectar del curso escolar, de charlar con mis tíos y con mi abuelo, de tumbarme en el suelo del frontón de mi pueblo para observar las estrellas y pasar el tiempo, sin prisas, con mis amigos.
La Hinojosa es un pueblo de Cuenca, situado en el kilómetro 146 de la carretera Madrid-Valencia. Me gusta definirlo como “un pueblecito en medio de la nada”. Es una localidad pequeña, en la que la mayoría de vecinos somos familia.
Al pensar en las vacaciones, añoro los primeros días del mes de julio, cuando abro la puerta de casa y veo a mis primos, que corren hacia mí al tiempo que gritan: «¡Prima, te estábamos esperando!». Sus besos y abrazos, cargados de entusiasmo, me insuflan alegría para el resto del año.
La vida en aquella casona es una odisea. Hay juguetes desparramados por el suelo y libros abiertos encima de las camas. Mis primos se lanzan “de bomba”, uno detrás del otro, a la piscina, para comprobar quién consigue sacar más agua fuera, al tiempo que mi tía abuela se deja llevar gozosamente por su mar de recetas culinarias.
Cuando consigo despegarme de los besos de mis primos y de sus “Prima porfa, quédate con nosotros un ratito más”, me dirijo al parque donde se reúnen mis amigos. La Hinojosa me trae tardes en las que jugamos al pádel, al fútbol y disfrutamos de la piscina como si fuéramos nadadores olímpicos. Nos encanta recorrer la localidad hasta su último rincón, en busca de paisajes pintorescos que admirar, sobre todo la vista que se esconde detrás de la iglesia.
Durante la hora de comer aprendo de las conversaciones de mis padres con mis tíos y mi abuelo. Cuentan anécdotas de cuando eran jóvenes que me hacen pensar en mi propia infancia.
En La Hinojosa paso las mañanas en la finca de mis tíos, en donde junto a mis primos ordeño a las vacas, recojo huevos en el gallinero, siembro pepinos en la huerta y recolecto olivas. Allí nunca faltan nuestras trastadas, que ponen de los nervios a los mayores.
En el pueblo me río constantemente, bailo, juego, exploro... disfruto al máximo del tiempo junto a mi familia y mis amigos. Por eso, cuando las vacaciones se acaban, me reafirmo en que La Hinojosa siempre será mi lugar favorito.