VI Edición
Curso 2009 - 2010
Hablemos de pluma a pluma
Aloma Riera, 15 años
La Vall (Barcelona)
¡Ya está aquí de nuevo! No pienso volver a caer en la trampa, esta vez no. Estoy cansada. No, mejor dicho: harta de que me manipule. Míralo; se acerca con el té en la mano, buscando inspiración en la gente que ve por la calle. Le miro con desprecio. Ya he vivido muchos años con él y le conozco demasiado bien. Esa mirada de soberbia y de orgullo... Tengo demasiada experiencia como para saber lo que se propone: quiere engañarme de nuevo. Manipularme y embelesarme con falsas promesas. Promesas de amor, de fama, de prestigio... Y después, nada.
Hoy va a ser distinto. Voy a demostrarle que no le necesito, que soy independiente, que puedo arreglármelas sola. Una tiene un límite. Puede que al principio no me importara mostrarme diferente a cómo era; me lo tomaba como la actriz que interpreta un papel y me parecía divertido decir lo que él quería que dijera, y ver como sonreía orgulloso. Sin embargo, llegó un momento en que, insatisfecha por mi pasado, necesitaba expresar lo que verdaderamente sentía, para poder completarme. De repente, descubrí en mí la necesidad de contar al mundo lo que sentía, de mostrar lo que pensaba y de compartir con los demás mis ilusiones. No podía seguir dependiendo de él: debía sacar afuera todas esas emociones y pensamientos que crecían dentro de mí. Sentía que mis creaciones se empobrecían si no ponía en ellas mi verdadero yo. Y es que, en cuanto uno deja de ser fiel a sí mismo, lo pierde todo. Pierde la alegría, el sentido de su vida; se pierde a sí mismo por completo.
Yo no quiero que me ocurra eso. No quiero llegar al final de mis días y darme cuenta de que, en vez de vivir, he sido sólo un pequeño detalle en la vida de otros. No quiero sentir que, por dejar mis principios a un lado, me he convertido en algo amorfo, en una especie de camaleón que ha deambulado por el mundo sin llegar a formar parte de él.
Ha jugado conmigo durante todos estos años, pero esta noche va a ser diferente, porque está noche, la que va escribir voy a ser yo.