IV Edición
Curso 2007 - 2008
En un minuto todo cambia
Leticia de Castro , 15 años
Colegio Canigó (Barcelona)
Una frase. Un hecho. Una noticia. Una cambio brusco. Todo en un minuto. Una forma de ver la vida diferente. Unas ganas de luchar y derrumbarse a la vez... Cáncer. Acababan de comunicarle que estaba enfermo, que células infectadas anidaban en su estómago y crecían sin orden ni concierto. Habría que operar de urgencia.
Despierta atontado por la morfina pero ya no es el mismo, le han arrebatado parte de su esófago, estómago y bazo. Parece que todo está solucionado, que todo vuelve a estar bien, en el equilibrio de la salud, al menos aparentemente. Una operación de nueve horas y el resultado dentro de tres semanas. Una larga espera que no se hace llegar. Cada minuto, una eternidad. Cada día una lucha para no caer en el remolino que te lleva al fondo del mar, donde sólo hay paz y silencio. Trata de resurgir, de animarse. Las esperanzas de que todo esté bien son pocas.
Llega el día del diagnóstico. Ocho de la mañana. El médico entra en la habitación. Dice que la operación no ha sido suficiente: habrá que enfrentarse a la quimioterapia. Es un cáncer duro de ganar. Lo sabe, pero el enfermo tiene fuerzas. Siempre había sido valiente; seguiría siéndolo.
A su lado su mujer y su hija. Su única hija. Una a cada lado de la cama, mirándolo. Saben que cualquier palabra reconfortante será inútil. Entonces se sumieron en un fuerte abrazo. Nadie oyó nada, aunque ellos se dijeron todo.
No estaba dispuesto a dejarse arrastrar hacia la oscuridad eterna. Quería a su familia y ellas le querían a él. Se necesitaban. Ellas le daban fuerza.
Tiempo después, dos mujeres desconsoladas dejaron una rosa sobre el frío mármol donde él descansaba. Recordaron aquel día, el primero. Las palabras del médico resonaban en sus oídos: Cáncer… Cáncer… Desde entonces todo cambió, pero fueron felices, tanto como nunca lo habían sido. Sus últimas palabras: “siempre permaneceremos unidos, porque nuestro amor es invencible. Os querré siempre”. Entonces cerró los ojos para siempre y descansó en paz.