XIV Edición
Curso 2017 - 2018
El silencio
Ester Espuela, 17 años
Colegio Senara (Madrid)
—¿Qué le ocurre?—le preguntó a un anciano al que siempre veía al pasar por el parque de camino a su casa.
El anciano miró al joven y sonrió con tristeza, para después enrollarse la bufanda en el cuello y cubrirse parte de la cara debido al frío. Entonces el joven se sentó a su lado, provocando, sin quererlo, el miedo del viejo, que se alejó en el banco lo que pudo del chico y suspiró con un débil, pequeño y tímido suspiro.
—Sé que está llorando.
El anciano no respondió.
—¿Puedo ayudarle en algo? -insistió.
—Ojalá pudiera, joven.
—Dígame qué necesita.
El hombre mayor se acarició la barba y se acercó al oído del muchacho.
—Si supiera la verdad que escondo, no me propondría nada.
El joven se quedó extrañado. ¿A qué se refería? ¿La verdad que escondía?... ¿Qué clase de verdad podría ser?
—Nadie me respeta —prosiguió—. La gente pasa delante de mí encerrada en su mundo, escuchando música. Y para no escucharme, no cesan de hacer cosas en sus casas.
—No le comprendo.
Después de una pausa, el anciano continuó.
—Yo soy… Soy el silencio. Y hace años que no veo a una pareja pasear de la mano, sin necesidad de palabras.
Dicho esto, se sumió en sus pensamientos y volvió a esperar mientras el joven se alejaba.