XVII Edición
Curso 2020 - 2021
Economía,
asignatura clave
Álvaro Ortiz Tello, 17
Colegio El Vedat (Valencia)
¿Quién dice que a los adolescentes no nos interesa la economía? Forma parte de nuestra vida, de manera consciente, desde que nuestros padres nos dan por primera vez la tan reclamada paga. También cuando nos compramos, con nuestros ahorros, un teléfono móvil o unas deportivas, o cuando decidimos guardar las propinas en una hucha.
Recibir unas nociones básicas de esta ciencia nos ayudaría a saber un poco más, a entender mejor nuestra sociedad, a hacernos parte de los sufrimientos de muchas familias, también de su tranquilidad, a participar en conversaciones de adultos y a entender los debates televisivos, radiofónicos y los artículos de la prensa especializada. Necesitamos conocer los principios de la economía para discernir lo que es cierto de lo que no lo es, según la versión que ofrecen los medios de comunicación.
Gracias a la asignatura, me he dado cuenta de que el desconocimiento de asuntos relacionados con la economía y la empresa nos sitúa en una posición de desventaja. Por eso estoy convencido de que debería formar parte del bachillerato con la categoría de una asignatura más. De hecho, ahora puedo presumir de que me muevo con cierta seguridad en lo que hace pocos meses eran ideas abstractas y borrosas.
Pero hay un problema con esta materia: el coste de oportunidad que supone para los estudiantes elegir una modalidad de bachillerato u otra, pues la Economía (o Empresa, pues su nombre depende del ciclo formativo) es optativa, de modo que sólo está previsto que se imparta a los alumnos de Ciencias Sociales, una de las cinco modalidades del bachillerato. Los estudiantes que no eligen las Ciencias, renuncian injustamente a conocer una de las realidades más importantes que sostienen y planifican el mundo. ¿No sería prudente cambiar este criterio?
Nos gusten más las Ciencias o Letras, no hay joven que no participe en las más variadas actividades económicas. Puede que ahora no pasemos de contar las vueltas que nos entrega el tendero cuando vamos a comprar el pan, pero el que dentro de un año comience a estudiar Bellas Artes, por ejemplo, se implicará en la economía comprando sus pinturas y otros materiales, así como vendiendo sus obras en alguna exposición. Y en otro ámbito, ingenieros y médicos tendrán que conocer en unos años el coste de construir una carretera, una fábrica o una operación quirúrgica. A nadie se le escapa que este mismo principio se aplica al resto de las profesiones, al igual que a quien, por desgracia, se ve abocado a inscribirse en el INEM.
Cuando abro un periódico me doy cuenta de que países como EE.UU., China, Gran Bretaña o Alemania lideran el mundo porque tienen una economía sobresaliente. ¿Y que tienen en común? Que cursan economía como asignatura obligatoria. España ha intentado entrar en este podio, pero nuestro sistema de bachiller deja mucho que desear. Los jóvenes tenemos que luchar para que los colegios mejoren la calidad educativa y los alumnos tenemos que ser capaces de manejar conocimientos necesarios para que en un futuro podamos tomar decisiones financieras que nos ayuden a tener la vida a la que aspiramos.
Si se repite que somos la generación con "la mejor formación de la Historia", no podemos llegar a la Universidad sin ninguna cultura económica. Aprender y comprender los conceptos básicos de la economía, además, con el paso del tiempo beneficiará también a cada habitante de España.