XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

Ser humildes 

Pau Cortés, 16 años

Colegio IALE (Valencia)

La humildad es la capacidad de opinar y expresar ideas desde una perspectiva modesta y abierta a las críticas constructivas. Es la sencillez de agradecer cada buen acto ajeno, con familiaridad y respeto. Ser humilde significa no permitir el egoísmo ni el orgullo, ser consciente de que no tenemos certeza absoluta de nada.

Conforme he ido creciendo, voy entiendo mejor aquello que mis padres me recuerdan: «Somos lo que pensamos». Es decir, no hemos de pensar egoístamente porque entonces seremos egoístas, ni tener una actitud prepotente porque proyectaremos esa imagen. Hemos de saber escuchar y respetar las opiniones ajenas, aunque creamos que tenemos la razón. Zenón Citio, fundador de la escuela estoica, afirmó: «La razón por la que tenemos dos orejas y una sola boca, es porque hemos que escuchar más y hablar menos». 

El hombre es un ser social que progresa y cambia a través de la interpretación y la asimilación de los puntos de vista de los otros. Los comparamos y fusionamos con los nuestros, elaborando nuevas creencias y perspectivas. Así es como evolucionamos. Por ende, aquellos que consideran que su pensamiento está por encima del de los demás y se cierran a las opiniones ajenas, rechazan valiosas oportunidades para su desarrollo personal. Así, quienes son humildes, abiertos, tolerantes y que saben escuchar, disfrutan de una vida plena y satisfactoria en la que gozan al conocer a nuevas personas que la nutran. Sin embargo, los que no aceptan críticas constructivas se quedan estancados.

De pequeño pensaba que tenía razón en todo, a pesar de mi poca experiencia. Si alguien me contradecía, no le daba la oportunidad de expresarse. Este comportamiento me llevó a limitarme ante otros puntos de vista, y al negarme a escuchar otras verdades, me estancaba. 

A la hora de intentar convencer, es más atractivo y eficiente argumentar de una manera tranquila y con una sonrisa, porque brindas una impresión creíble. Sin embargo, si te empeñas en que solo tu idea es la correcta, echando por tierra las demás con una actitud déspota, jamás lograrás que empaticen contigo, sellando una barrera de antipatía y rechazo.

Invito a que agradezcamos que critiquen constructivamente nuestras propuestas, a escuchar diversos puntos de vista y expresar sin prepotencia y con educación aquello que pensamos como cierto. Creceremos y nos superaremos, porque ser humilde no es sencillo pero sí necesario.