XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

Entre bambalinas 

Patricia Olábarri, 16 años

Colegio Ayalde (Vizcaya)

Nerea sintió de nuevo que le bullía un golpe de adrenalina. Repasó el guion mentalmente por enésima vez y echó un vistazo al resto de los actores, en los que captó que estaban tan o más nerviosos que ella.

Silvia se había sentado en una mesilla del decorado con la mirada ausente, mientras que a Javier le sudaban las manos. Ramón, que iba a dar vida al antagonista de la obra, no podía parar de hablar.

Nerea respiró hondo. Sí, estaba emocionada, pero también era consciente de las probabilidades de que le fallara la memoria. 

–¡Atentos! –voceó el regidor.

Había llegado el momento de que se alzara el telón. Insegura, caminó entre bambalinas hacia el lado del escenario por el que le tocaba salir. La directora, Rebeca, que hasta entonces había estado dando órdenes y alentando a los actores, se le acercó a través de los bastidores.

–Tranquila –le dijo tomándola de las manos–; has ensayado tu papel miles de veces.

Nerea, incapaz de articular palabra, le sonrió. 

Las voces del público fueron disminuyendo de volumen hasta convertirse en un distante rumor. La directora de escena se fue por donde había venido tras despedirse con un “¡Ánimo!”, para asegurarse de que todo el reparto estaba preparado. La cuenta atrás llegaba a su fin. 

Las luces del teatro se apagaron. El corazón de Nerea latía con fuerza. Los actores, cada cual en su lugar de las tablas, dejaron de susurrar. Arrancaron los primeros compases de la música. Era el momento decisivo. 

La muchacha reunió toda su pasión por la interpretación y salió a escena. Los focos la apuntaban. Una deliciosa calma embriagó cada uno de sus sentidos. Al fin y al cabo ya no había vuelta atrás. Tenía que dar lo mejor de sí. 

Miró hacia el público. Todas aquellas personas se habían reunido allí para verla. Ella era la protagonista de la obra. Cuando llegó al centro del escenario, dedicó a aquellos desconocidos la mejor de sus sonrisas. El espectáculo comenzó sin dilación.