XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

Cuando un amigo se va 

Sofía María Pizarro, 17 años

Centro Zalima (Córdoba)

Fue Cicerón quien enunció aquello de que no hay nada más grande que tener con quien hablar como con nosotros mismos, una realidad de la que nos damos cuenta conforme crecemos. Es decir, con los años vamos comprendiendo el significado de la amistad.

De pequeña tuve la que se suele llamar “la amiga de la infancia”. Nos hicimos inseparables, pues crecimos juntas desde los tres años y nos tratábamos como hermanas. Incluso habíamos planeado una vida a la par: seríamos compañeras de piso en la Universidad,  damas de honor la una en la boda de la otra, tías y madrinas de los hijos que tuviésemos. Sin embargo, por diferentes motivos, esa amistad se terminó y ahora apenas sabemos nada la una de la otra. Al principio sentí mucha tristeza, el peso de una sensación de ausencia constante. Tenía mucha gente a mi alrededor, pero no era lo mismo porque ninguna persona había crecido junto a mí durante tantos años.

Aprendí que tenemos al alcance de la mano muchos consejos para hacer amigos, mucha gente que brinda instrucciones de cómo mantener una amistad, pero nadie te enseña a olvidar a un amigo íntimo, de igual manera que no te enseñan cómo reaccionar cuando te topas con una desconocida de la que, sin embargo, conoces su fecha de cumpleaños, sus manías o dónde vive.

Cumplimos diecisiete años. Por tanto, ya no éramos las niñas que planificaban su vida al mismo compás. Nos habíamos convertido en mujeres independientes que elegían cada cual su camino. 

Los amigos que hoy elijo son aquellos con los que puedo hablar de cualquier cosa, que tienen intereses parecidos a los míos y que me comprenden. Esa chica y yo nos alejamos porque necesitábamos a otros para hablar como con nosotras mismas. Crecer exige aprender a cambiar, del mismo modo que cambiaremos a lo largo de la vida. Así es también la amistad: como un ser vivo, lo que no elimina la verdad que hay en ella.