XX Edición

Curso 2023 - 2024

Alejandro Quintana

Aprobar y aprender 

Sofía María Pizarro, 17 años

Centro Zalima (Córdoba)

La desmotivación escolar es uno de los problemas a los que nos enfrentamos los estudiantes, pues valoramos más las notas finales que los contenidos aprendidos ante la presión por alcanzar la nota media que determinará nuestro futuro universitario y, por tanto, laboral. 

Según los estudios sociológicos, los docentes afirman que cuatro de cada diez de sus alumnos de bachillerato están descontentos con el temario obligatorio, al tiempo que dos de estos jóvenes sienten apatía hacia el estudio. En el fondo, todos ellos exigen un cambio de contenidos. 

Muchos creemos que la insistencia de nuestro sistema educativo en la memorización es la causa de este desencanto. Otros, en cambio, critican el tiempo que hay que dedicarle al estudio y hechos tan sorprendentes como de tener que examinarse por acontecimientos sucedidos hace varios siglos (como si la historia no tratara, precisamente, de eso).

No tengo dudas de que la introducción de las tecnologías en la enseñanza, ha incentivado esta desmotivación por aprender. Estamos enganchados a las redes y, claro, esto tiene consecuencias. La primera, que la fuerza de lo inmediato tiene un efecto muy negativo: estudiar con profundidad un tema exige dedicar mucho tiempo a la reflexión y a la memorización, lo que resulta contrario al hoy y el ahora de la pantalla. La segunda, nuestra capacidad de retentiva está herida ante el bombardeo de brevísimos estímulos de imágenes y sonidos. Nos falta capacidad de concentración y de retención, y declinamos el esfuerzo por superarnos y sacar el máximo partido a nuestras cualidades.

Los jóvenes contamos con fuentes de información que podemos consultar cuando y donde queramos, sin necesidad de esfuerzo, a diferencia del uso habitual de aquellas enciclopedias que utilizaron nuestros padres. 

En fin, lo común entre los estudiantes de bachillerato es que hacemos el proceso de memorizar, desarrollar en un examen la materia aprendida, para olvidarla casi inmediatamente. Si ponemos en una balanza aprender y aprobar, buscamos los métodos más sencillos y eficaces para conseguir la segunda opción. 

Para mi futuro la nota media que consiga en bachillerato es fundamental, pues decidirá si estudio Derecho o Filología, lo que me despierta la inquietud de saber hasta qué décima estoy dispuesta a llegar con tal de comenzar a aprender por placer y no por obligación.